Las limitaciones de nuestra memoria inmediata, la falta de información o la incertidumbre acerca de las consecuencias de nuestras acciones provocan que recurramos de forma sistemática a atajos mentales o heurísticos. Este proceso lo utilizamos para simplificar la solución de problemas y nos permiten realizar evaluaciones en función de datos incompletos y parciales. Existen más de 200 tipos en la literatura científica. ¿Quieres conocer los heurísticos y sesgos cognitivos más frecuentes?
23 Heurísticos y sesgos cognitivos: atajos y errores de la mente
¿Qué son los heurísticos?
Es común equivocarse cuando se hacen inferencias, pero los heurísticos son necesarios para liberarnos de la cantidad de procesos mentales que tendríamos que realizar en caso contrario. Nuestro cerebro no sería capaz de procesar toda la información sensorial que recibe y necesita de alguna forma filtrar de forma selectiva la información que le rodea. Algo así como la memoria RAM de tu ordenador, cuando abres demasiados programas acaba por dejar de funcionar.
Lo más curioso es que estos atajos cognitivos los usamos incluso cuando tenemos datos adicionales que nos permitirían realizar una evaluación más fiable.
¿Qué es un sesgo cognitivo?
Cuando nuestros heurísticos dan lugar a juicios incorrectos o erróneos caemos en lo que se denomina un sesgo cognitivo. En otras palabras, sacar una conclusión incorrecta en una circunstancia determinada en base a factores cognitivos.
Dado que el tiempo es finito, nuestro cerebro trata de ahorrar tiempo aplicando de forma inconsciente “atajos” mentales en búsqueda de la solución de un problema o en la toma de una decisión. Pero, muchas veces este atajo nos lleva a un destino muy alejado de la solución.
Tanto los heurísticos como los sesgos son propios de la mente humana, forman parte de nuestro sistema cognitivo. El inconveniente es que en general no nos damos cuenta cuándo estamos razonando en forma prejuiciosa. Y eso sucede muchas más veces de lo que creemos. Hagamos un repaso sobre algunos de lo más conocidos y estudiados.
1. Heurístico de representatividad
Ocurre cuando hacemos un juicio de probabilidad basándonos en un dato o información particular. En algunos casos puede que acertemos pero en muchos otros sacamos conclusiones falsas generalizando sobre algo o alguien de forma errónea y sesgada.
Insensibilidad a la Probabilidad Previa
Se produce este sesgo cuando una persona interpreta la información acerca de algo (como un suceso) o alguien desatendiendo las probabilidades previas acerca de este algo o alguien por semejanza de ideas (a menudo estereotipos).
Por ejemplo, Jorge es un joven metódico cuya diversión principal son los ordenadores. ¿Qué le parece más probable?, ¿que Jorge sea estudiante de ingeniería o de humanidades?
Cuando se hacen preguntas de este tipo, la mayoría de la gente tiende a decir que seguramente Jorge estudia ingeniería. Suponemos que Jorge estudia ingeniería simplemente porque su descripción encaja con un cierto prototipo o estereotipo del estudiante de ingeniería. Pero esto implica pasar por alto el hecho de que los estudiantes de humanidades o «letras» son mucho más abundantes que los de ingeniería, con lo cual es mucho más probable encontrar estudiantes de humanidades que se correspondan con la descripción de Jorge.
La ley de los pequeños números
Tenemos una tendencia natural en sacar conclusiones a partir de muestras pequeñas de sucesos como si fueran representativas cuando no lo son.
Si en los informativos nos dicen que el que el 60% de las personas que viven en España prefieren el verde al negro, rara vez nos preocupamos por ver la muestra de la encuesta realizada, damos por bueno que la mayoría de las personas prefieren el verde.
Sin embargo, esta conclusión puede ser totalmente falsa: imagina que la encuesta se haya realizado a escala de una ciudad (Málaga), el resultado no sería representativo de toda la población de todo el territorio. La muestra no es representativa.
Aversión al riesgo y teoría de la expectativa
Seguro que conoces el refrán “Más vale pájaro en mano que cientos volando”. De forma natural e inconsciente sentimos rechazo al riesgo y apostamos por lo seguro, incluso quedó probado que preferimos no ganar a perder y que no valoramos de la misma manera las ganancias que las pérdidas.
Te dan dos posibilidades:
1. Hacer una apuesta con una probabilidad de 0,85 de ganar 100€ (contra la probabilidad del 0,15 de perder).
2. Recibir sin apostar 80€.
La mayoría escogen los 80€ porque prefieren la seguridad y valoran negativamente la posibilidad de perder aún si las probabilidades de ganar son altas.
Sesgos como los producidos por el heurístico de representatividad no son meras curiosidades de laboratorio, más bien son parte del fundamento de ciertos prejuicios sociales que a veces empleamos para justificar conductas o leyes inapropiadas. Por ejemplo, cuando juzgamos o predecimos la conducta de un miembro concreto de un determinado colectivo, como los inmigrantes, tendemos muchas veces a basarnos en estereotipos supuestamente representativos, ignorando datos objetivos de frecuencia y probabilidad.
2. Heurístico de anclaje y ajuste
Se trata de un sesgo cognitivo que describe la tendencia humana común a confiar demasiado en la primera información que se ofrece al tomar decisiones: el «ancla». También se conoce como elefecto del enfoque.
Durante la toma de decisiones, el anclaje se produce cuando utilizamos una pieza inicial de información para hacer juicios posteriores. Una vez que el ancla se fija, el resto de información se ajusta en torno a la posición del ancla incurriendo en un sesgo.
El precio inicial ofrecido por un coche usado establece el estándar para el resto de las negociaciones, por lo que los precios más bajos que ese precio inicial parecen más razonable aunque sigan siendo superiores a lo que el coche realmente vale.
Nos concentramos en las diferencias notables, excluyendo aquellas que son menos visibles, también al hacer predicciones sobre la felicidad. Un aumento en los ingresos tiene sólo un efecto pequeño y transitorio sobre la felicidad y el bienestar, pero siempre sobreestimamos este efecto, creyendo de forma errónea que seremos más felices con 100€ más al mes.
De igual forma si preguntamos a unos estudiantes:
1. ¿Cómo de feliz te sientes con tu vida?
2. ¿Cuántas citas han tenido este año?
El resultado es que la correlación es nula, es decir, tener más citas no alteraría el nivel de bienestar. Sin embargo, si se modifica el orden de las preguntas el resultado es que los que tienen más citas se declara más felices. Es inconsistente, claro, pero al focalizar la atención en las citas hace que exageren su importancia.
Parece ser que los expertos en algún campo (gente con alto conocimiento, experiencia o especialización) son más resistentes al efecto de anclaje, pero aún así tampoco son totalmente inmunes.
3. Heurístico de disponibilidad
La heurística de disponibilidad es un mecanismo que la mente utiliza para determinar qué probabilidad hay de que un suceso se dé o no. Cuando más accesible es un suceso, parecerá más frecuente y probable, cuanto más viva es la información, será más convincente y fácil de recordar, y cuanto más evidente resulta algo, más causal parecerá.
Se trata de una tendencia a valorar las probabilidades en base a los ejemplos más sencillos que acuden a nuestra mente. Se aplica a muchísimas esferas de nuestra vida e incluso afectan nuestro desempeño profesional.
Se ha demostrado que los doctores que han diagnosticado dos casos seguidos de meningitis, creen percibir los mismos síntomas en el próximo paciente, incluso si este tiene solamente una gripe y si son conscientes de que es muy poco probable (estadísticamente hablando) diagnosticar tres casos seguidos con la misma enfermedad.
Otro ejemplo sería el de una persona que argumenta que fumar no es tan dañino basándose en que su abuelo vivió hasta los 100 años y fumaba tres cajetillas al día, un argumento que pasa por alto la posibilidad de que su abuelo era un caso atípico desde el punto de vista estadístico.
Básicamente consiste en sobreestimar la importancia de la información disponible y extraer, por tanto, conclusiones erróneas.
El sesgo de disponibilidad podemos observarlo cuando dejamos de viajar en avión (mucho más seguro estadísticamente que el coche) porque se ha producido un accidente que consideramos próxima a nosotros, o cuando dejamos de comprar una marca de coche porque una persona a la que conocemos o en la que confiamos nos confiesa haber tenido problemas.
De igual forma las loterías explotan el sesgo de la disponibilidad, si las personas conociesen verdaderamente las probabilidades que tienen de ganar, probablemente no comprarían nunca más un décimo en toda su vida.
4. Sesgo de impacto
Es la tendencia a sobreestimar nuestra reacción emocional a los acontecimientos futuros, sobrevalorando la duración e intensidad de los futuros estados emocionales. La investigación muestra que la mayoría de las veces no nos sentimos tan mal como esperábamos cuando las cosas van mal.
Este sesgo es una razón por la que a menudo fallamos en la predicción sobre cómo nos afectarán emocionalmente los acontecimientos futuros. Está demostrado que, meses después de romper una relación no suelen ser tan infelices como esperan y que personas a las que le ha tocado la lotería no ha variado su nivel de felicidad y estado emocional promedio.
Cuando pensamos en el impacto de los acontecimientos futuros nos olvidamos del resto de cosas que estarán sucediendo en nuestra vida.
En realidad, el evento que estamos imaginando probablemente se vea olvidado por todo tipo de eventos que ocurren al mismo tiempo. Además el futuro siempre contendrá muchos otros eventos que no podemos predecir, algunos positivos y otros negativos, pero que en su conjunto matizan esa predicción emocional.
5. La ilusión de superioridad o efecto Dunning-Kruger
El efecto Dunning-Kruger es un fenómeno psicológico según el cual las personas con menos conocimientos tienden a sobreestimar sus cualidades mientras que aquellos más preparados se consideran menos competentes de lo que son.
En palabras de J. Kruger y D. Dunning de la Universidad de Cornell «los incompetentes sufren un doble agravio, ya que no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello».
Los autores trataron de averiguar si existía algún remedio para bajar la autoestima sobrevalorada de los más incapaces. Resultó que sí lo había: la educación. El entrenamiento y la enseñanza podían ayudar a estos individuos incompetentes a darse cuenta de lo poco que sabían en realidad.
Todo esto encaja con la vieja máxima de Charles Darwin: «La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento».
6. Efecto halo
Es la capacidad de un individuo para modificar la percepción o evaluación de las cualidades personales de alguien, a través de una cualidad específica. Sucede cuando tomas un atributo positivo de alguien y lo extrapolas a todo lo demás sobre esa persona o cosa. El efecto halo es un sesgo atribucional donde nuestro cerebro hace juicios sobre el carácter o la competencia de los demás.
El problema se produce cuando estas impresiones son erróneas, normalmente se basa en aspectos superficiales, como el grado de atractivo que tiene para ti esa persona. Esta tendencia parece estar presente incluso en los más altos niveles de la sociedad en ámbitos donde la objetividad debe gobernar. De hecho, se ha demostrado que, en promedio, la gente atractiva tienen penas de prisión más cortas que otros que fueron condenados por delitos similares.
7. Error fundamental de atribución
Es la tendencia a sobredimensionar los motivos personales internos a la hora de explicar un comportamiento observado en otras personas, dando poco peso a motivos externos como el rol o la situación, para este mismo comportamiento.
En general, pensamos cuando pensamos en nosotros mismos atribuimos nuestro éxito a una cualidad personal (inteligencia, bondad, fuerza, carácter) y los fracasos a circunstancias externas (mala suerte, desventaja, manías).
Cuando pensamos en los demás, atribuimos los aciertos de los demás a circunstancias externas (tuvo suerte, tuvo ventaja) y los fallos a debilidades o características internas (tiene mucho carácter, él no es suficientemente fuerte, inteligente).
8. Sesgo del poder corrupto
Existe una tendencia demostrada de que las personas con poder son fácilmente corrompibles cuando se sienten con plena libertad y sin restricciones. Este sentimiento se ve incrementado si además, la persona se ve reforzada con un sentimiento de respaldo moral, se siente atacada o tiende a otros prejuicios que le ayudan a justificarse.
9. Sesgo de disconformidad
Es la tendencia a realizar una crítica negativa a la información que contradice nuestras ideas mientras que aceptamos la información que es congruente con nuestra creencias o ideología fundamental. De esta forma se produce una percepción selectiva por la cual percibimos lo que queremos en los mensajes de los demás o de los medios de comunicación.
Tenemos un sesgo de confirmación que nos hace centrarnos en la información que confirma las propias creencias o hipótesis. Entre las explicaciones de las tendencias observadas se encuentran el pensamiento ilusorio y la limitada capacidad humana para procesar la información.Otra explicación es que sopesamos los costes de equivocarnos más que el investigar de un modo neutral y científico.
El sesgo de confirmación contribuye al exceso de confianza en las creencias personales y puede mantener o reforzar estas creencias ante evidencias contrarias.
En contraposición, el efecto Keinshorm es la predisposición a contradecir por sistema las ideas o formulaciones que otra persona, con la cual no se simpatiza.
10. Efecto Forer
Es la tendencia a dar una alta nota de precisión o creer y confirmar la fidelidad de las descripciones que de tu personalidad, cuando están hechas a medida y específicamente para ti (por ejemplo: los horóscopos). En realidad, estas descripciones de la personalidad son vagas y suficientemente generales como para ser aplicadas a un amplio espectro de la sociedad. Puedes ampliar información en: Efecto Forer o por qué creemos en los horóscopos
11. Sesgo de memoria
Nuestra memoria contiene una enorme base de datos de experiencias. Por desgracia, no es perfecta: se desvanece con el tiempo, puede llegar a bloquearse o ser errónea. Y no sólo eso, sino que la investigación psicológica revela que cuando evaluamos recuerdos de cara a tomar decisiones sobre nuestro futuro a menudo esos recuerdos se muestran sesgados. Estos sesgos tienden hacia ejemplos poco comunes que son muy positivos o muy negativos, es decir, tendemos a recordar acontecimientos insólitos o poco habituales más que acontecimientos diarios, cotidianos.
Esto ocurre por que el cerebro da mucha importancia a fenómenos extraordinarios o poco usuales debido a la importancia que estos tenían en el aprendizaje a lo largo de la evolución. Ese sesgo de la memoria afecta a nuestra capacidad de predicción futura.
12. Efecto Bandwagon o efecto de arrastre
Es la tendencia a hacer, o creer, cosas porque muchas otras personas hacen, o creen, esas cosas. La probabilidad de que una persona que adopta una creencia aumenta en función del número de personas que tienen esa creencia. Esta es una poderosa forma de pensamiento de grupo. Un claro ejemplo es el experimento de Asch.
13. Efecto de percepción ambiental
El ambiente produce una gran influencia en el comportamiento de las personas. En un ambiente caótico, deteriorado y sucio, las personas tienden a ser más incívicas, más caóticas, y también a cometer más acciones vandálicas o incluso delictivas. Este efecto es la base de la teoría de las ventanas rotas, estudiado por el psicólogo de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo.
14. Prejuicio de retrospectiva o recapitulación
Se trata de la inclinación a ver los hechos pasados como fenómenos predichos o predecibles. Estamos sesgados por el conocimiento de lo que realmente ha pasado cuando evaluamos s nuestra probabilidad de predicción.
Este prejuicio es en realidad producido por un error en la memoria. De igual forma también tenemos tendencia a valorar los eventos pasados de manera más positiva a como sucedieron en realidad.
Un proverbio en latín resume este efecto: memoria praeteritorum bonorum, es decir, «el pasado siempre se recuerda como mejor».
15. Efecto del falso consenso
La mayoría de personas juzgan que sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidas entre otras personas de lo que realmente están.
16. Ilusión de la confianza
Esta ilusión se produce cuando confundimos la confianza de un hablante con su credibilidad, de forma que se percibe a una persona como más creíble cuanta más confianza muestra en sus argumentaciones. La realidad es que las investigaciones han demostrado que la confianza no es un buen indicador ni es una forma fiable de medir la capacidad o aptitud de una persona.
17. Sesgo de proyección
Es la tendencia inconsciente a asumir que los demás comparten el mismo o pensamientos, creencias, valores o posturas parecidas a las nuestras.
18. Efecto del lago Wobegon o efecto mejor que la media
Es la tendencia humana a describirse de manera halagadora o aduladora, comunicar bondades de sí mismo y pensar que se encuentra por encima de la media en inteligencia, fuerza u otras cualidades.
19. Falacia de la planificación
Es la tendencia a subestimar el tiempo para concluir una tarea. Generalmente se debe a que tendemos a no planear los proyectos a un nivel de detalle que permita la estimación de las tareas individuales.
Esta falacia no solo provoca demoras, sino también costos excesivos y reducción de beneficios debido a estimaciones erróneas.
Y es que, como diría el científico estadounidense Douglas Hofstadter siempre hay que tener presente que «Hacer algo te va llevar siempre más tiempo de lo que piensas, incluso si tienes en cuenta la Ley de Hofstadter»
20. Ilusión de control
Se encuentra detrás de muchas supersticiones y comportamientos irracionales. Se trata de la tendencia que tenemos a creer que podemos controlar ciertos acontecimientos, o influir en ellos, cuando racionalmente es evidente que tal control es imposible.
Así, creamos rituales y supersticiones que nos dan cierta seguridad, como los deportistas que repiten ciertas conductas esperando que condicionen cosas como su capacidad de marcar goles, que evidentemente depende de muchos otros factores objetivos.
21. Defensa de status
Cuando una persona se considera con cierto status ésta tenderá a negar y a defenderse de cualquier comentario que lo contradiga incluso recurriendo al autoengaño.
22. Ilusión de frecuencia
Consiste en la ilusión por la que un fenómeno que ha centrado recientemente nuestra atención de repente pensamos que aparece o sucede «en todas partes», aunque sea improbable desde el punto de vista estadístico.
En realidad se debe a que somos nosotros quienes lo percibimos de forma diferente (con anterioridad no le prestábamos atención) y por lo tanto creemos erróneamente que el fenómeno se produce con más frecuencia.
23. Punto de referencia o status-quo
Un mismo premio final no tiene el mismo valor para dos personas distintas. Si tengo 1000 euros y gano 10 euros en una apuesta lo valoro menos que si tengo 5 euros y gano 10 en la apuesta.
El punto de referencia lo es todo psicológicamente. Añadamos ahora una dimensión a este sesgo. No sólo se trata de la referencia con mi propia riqueza inicial, sino con la riqueza de mi círculo de personas cercano. Si alguien desconocido para mi gana 400.000 euros en la lotería, yo no me veo afectado. En cambio, si los gana mi compañero de trabajo, soy más pobre, aunque no hubiera jugado a la lotería.
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