Una etiqueta puede conceptuarse con múltiples definiciones, sin embargo, me gustaría enfocarla desde el punto psicológico. Para hacer referencia a una persona, etiquetamos a modo de calificación identificadora de esa persona en cuanto a su carácter, dedicación, profesión, ideología, etc. ¿Qué efecto tiene poner etiquetas a los demás?
El efecto de poner etiquetas a los demás
Las etiquetas pueden aplicarse por parte de terceros como un adjetivo calificativo (o descalificativo), pero también hay personas que se lo aplican a sí mismos. En el ámbito psicológico, podemos poner los ejemplos de «yo soy un toc» (trastorno obsesivo compulsivo) o «yo soy un deprimido»…
Las etiquetas descalificativas no son beneficiosas ni para el que las pone ni para el que las recibe.
Por un lado el que las pone cambia su perspectiva respecto a «etiquetado» (efecto pigmalión) y el «etiquetado» se comporta como tal etiqueta, pues si lo dicen será así. Las etiquetas están presentes en todos los ámbitos de la vida: educación, familia, trabajo,…
El poder de las etiquetas
Llevándolo al terreno de la psicología clínica, somos muchos los profesionales que no estamos de acuerdo en poner etiquetas. Algunas personas vienen con etiquetas, por ejemplo «yo soy un deprimido», y en su vida diaria justifican sus acciones en función de su trastorno.
En el caso de una persona con depresión mayor el simple echo de no salir con los amigos podría justificarlo diciendo que está deprimido, lo que no le ayuda en nada a superar su problema.
Este tipo de «etiquetas» diagnósticas se ponen para entendernos entre los profesionales ,y no para señalar a la persona. También hay que resaltar que los diagnósticos son unos criterios que cumple la persona, y que en cuanto deje de cumplirlos ese diagnostico ya sería nulo.
Efecto pigmalión, Efecto Golem y Efecto Galatea
El efecto pigmalión (o efecto pigmalión positivo) se conoce como el error de la profecía autocumplida. Este efecto se produce cuando se considera que las expectativas que otra persona tenga sobre una influye y puede llegar a modificar aspectos conductuales, emocionales e, incluso, biológicos en esta persona a través de su interacción.
Efecto pigmalión: la creencia que una persona tiene sobre otra puede influir en el rendimiento de esta otra persona.
El efecto Golem (o efecto pigmalión negativo) es el caso opuesto. Se produce cuando pensamos que la otra persona no va a ser capaz de conseguir lo que se ha propuesto, que no sirve o no tiene las cualidades necesarias. Con este comportamiento se merma su autoestima y, sin querer, influye negativamente en su capacidad de desempeño.
Cuando las expectativas sobre tu desempeño proceden de ti mismo, el fenómeno se conoce como efecto Galatea.
Etiquetas en la sociedad
¿Y si dejamos de usar las etiquetas para referirnos a una persona? Cambiamos nuestro lenguaje de forma que no afecte a nuestro comportamiento ni al de los demás. Y si empezamos a cambiar los:
- «me siento», en vez de el «soy»
- «en estos momentos estoy», en vez de «tengo».
Y, sobre todo, a no dejar que los comentarios de los demás cambien tu forma de ser o actuar. Ya conoces lo que son las etiquetas y la función que tienen en tu vida.
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