Hoy en Neurita quiero que descubras 5 claves para llevarse bien con cualquier persona y en cualquier lugar.
Porque, aunque hay ocasiones en la vida en todo lo que queremos hacer es arremeter contra alguien que está haciéndonos la vida imposible. Tal vez por una situación relacionada con el trabajo, o por que sientes que tu pareja se esta portando mal contigo.
Te sientes atacado, indignado, e incomprendido. Lo que es peor, sientes que has llegado a un muro de ladrillos, que no te escuchan o no te toman en serio.
Conversaciones desagradables
Estas conversaciones desagradables son familiares para todos. Tanto es así que la psicóloga italiana Francesca D’Errico y la filósofa Isabella Poggi (2014) utilizan el término «comunicación agria o ácida» para referirse a lo que sucede cuando las personas que se sienten enfurecidos y maltratados no expresan lo que realmente sienten.
Como afirman: «La persona que realiza la comunicación agria se siente enfadada debido a un sentimiento de injusticia, y le gustaría expresar su enfado, pero no puede hacerlo debido a un sentimiento de impotencia así como para evitar las consecuencias negativas de la expresión de dichos sentimientos«.
Podríamos decir que se trata de una agresividad pasiva; que no quiere decir que sea algo negativo, sino porque siente que no puede (por cualquier razón).
D’Errico y Poggi señalan que «el comunicador agrio, utiliza la ironía, el sarcasmo, la insinuación, y la crítica indirecta en las palabras y en el tono de voz en un esfuerzo por «proyectar la imagen de una persona inteligente y brillante«.
Para llevarse bien con cualquier persona, observa el lenguaje corporal
También pueden usar el lenguaje corporal para lograr los mismos objetivos. Todos nos hemos sentido culpables de esto en algún momento. Te sientes atacado, no quieres decir nada, pero en cambio frunces los labios o doblas los brazos, tal vez acompañado de un giro de los ojos hacia arriba.
En un estudio donde se evaluó a 80 adultos jóvenes italianos, D’Errico y Poggi identifican emociones «proactivas» entre los comunicadores agrios: los celos, la envidia, el deseo de venganza, el odio y el desprecio; y las emociones «pasivas» que incluyen la impotencia, la amargura y el resentimiento.
¿Porqué aparece la comunicación agria?
Los participantes señalaron que se impulsaron hacia la comunicación agria cuando pensaban que la otra persona en la situación estaba comportándose de la misma manera, era envidioso, querían hacer que la otra persona se sienta culpable, o se sentían incomprendidos. Comentaron que se sentían nerviosos, enfadados, y con miedo de sacar sus sentimientos reales o la verdadera respuesta.
La persona agria, a su vez, no es bien recibido por los demás. Los adjetivos que los participantes utilizaron para describir a este tipo de individuos eran: irritable, gruñón, arrogante, maleducado, grosero, inútil, y ágil.
Quizá te interese descubrir habilidades comunicativas para una comunicación efectiva
Las investigadoras italianas encontraron que el resultado de la comunicación agria es el sentirse culpable, entre una multitud de otras emociones negativas con respecto a su propio papel en la interacción.
La mejor manera de evitar comunicar de forma agria es expresarse directamente de una manera abierta y receptiva. Irónicamente, es posible que sientas miedo al hacerlo porque se te puede percibir como demasiado crítico o argumentativo.
Para salir de este aprieto necesitamos encontrar una manera de entablar diálogos fructíferos, y para ello podemos tener en cuenta las siguientes 5 claves adaptadas de este estudio.
5 claves para llevarse bien con cualquier persona
1. Evita dominar el diálogo
Un «diálogo» no es lo mismo que un monólogo. Si estás teniendo una conversación con otra persona, permite dar y recibir.
- Sé paciente y da a otros la oportunidad de expresarse: Algunas personas son más lentas que otros a la hora de participar con un comentario. Hacer una pausa en medio de tus propias frases permite a los demás ordenar sus pensamientos y ponerlos en palabras.
- No interrumpas: Esta es una de las maneras más seguras para enfurecer a los compañeros de conversación. Aunque algunas personas hacen pausas incómodas en su discurso, todavía tienes que encontrar una manera de permitir que la conversación fluya.
- No hagas discursos: Así como tu no debes interrumpir a los demás, no dejes que los demás no puedan comentar sobre lo que estás diciendo.
- Acota tus comentarios para permitir la interacción: El uso de preguntas ocasionales (¿qué piensas?, o ¿tiene sentido?») permitirá que los demás se sientan invitados a hablar, y por lo tanto menos propensos a atacar.
2. Respetar las opiniones de los demás
Para llevarse bien con cualquier persona es importante que demuestres que todos los puntos de vista son importantes.
- Escucha a los demás con respeto y con la mente abierta: Demuestra que eres capaz de apreciar lo que otros tienen que decir en vez de fruncir el ceño o mirar impaciente cuando alguien expresa algo con lo que no estás de acuerdo.
- Reconoce que el desacuerdo está bien: No todo el mundo tiene que tener la misma opinión exacta, y al aceptar que hay puntos de vista divergentes permites el otro pueda expresar lo que tiene que decir.
3. Todo el mundo debe participar
No permitas que sus pensamientos y opiniones no sean escuchadas. Así como tu animas a los otros a hablar cuando tienen una perspectiva que ofrecer, no sientas que tienes que contenerte. Si ahogas sus opiniones, saldrán más tarde de forma improductiva.
Está bien cambiar de tema. En medio de un debate o diálogo, puedes sentir que se pasa por alto un tema importante. Indicar de forma explícita por qué quieres cambiar de tema ayudará a evitar la percepción de que el tema no te interesa.
4. Los moderadores son facilitadores, no participantes
Cuando eres el elegido para liderar una discusión de grupo, no te aproveches de la situación para ser el centro de atención. Presta atención al flujo de temas entre los participantes y elige interventores de forma justa y acordada (levantando las manos en una reunión).
5. A veces, nuestro mejor pensamiento viene después de la reflexión
Reflexionar ayuda a darle un cierre psicológico a un diálogo. Hazte las siguientes preguntas cuando la conversación ha terminado:
- ¿Cómo ha cambiado tu forma de pensar sobre el tema?
- ¿Cómo ha cambiado tu forma de pensar sobre las opiniones de otros?
Ser un buen conversador es ligeramente diferente de ser alguien que puede participar en un diálogo. El tipo de diálogo en el que las personas se sientan valoradas, escuchadas y respetadas es la clase de conversación que produce los mayores avances y satisfacción en uno mismo y los compañeros de conversación.
¿Quieres ser el primero en conocer los misterios de la Psicología?
Únete a la tribu de Neurita, con la newsletter y disfruta de supercontenidos exclusivos.
Referencias
D’Errico, F. y Poggi, I. (2014). Acidity. The hidden face of conflictual and stressful situations. Cognitive Computation, 6(4), 661-676.
Deja tu comentario