En Watchmen, el popular comic de Alan Moore, Rorschard decide convertirse en un vigilante cuando presencia el terrible asesinato de una joven. Este crimen ocurrió en la vida real, la víctima se llamaba Kitty Genovese y fue el caso que estimuló las investigaciones psicológicas que ayudaron a desentrañar el efecto espectador.
El caso de Kitty Genovese, el efecto espectador
A mediados de los 60, la joven neoyorquina Kitty Genovese de 29 años, fue brutalmente asesinada frente a su hogar. Estacionó su coche frente a su apartamento, cuando un hombre la persiguió y la apuñaló dos veces en la espalda. Kitty pidió ayuda, pero solo una persona gritó que la dejaran en paz.
El ladrón huyó en el auto, pero regresó diez minutos más tarde para herir aún más a Kitty, robarla y abusar sexualmente de ella. Este ataque duró una media hora y se pudo establecer que al menos 38 vecinos presenciaron el hecho y no hicieron nada.
Finalmente, alguien llamó a la policía, pero ya era demasiado tarde. El caso fue muy comentado en medios de comunicación, ¿por qué nadie se acercó a ayudar a Kitty? La respuesta reside en el efecto espectador.
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¿Qué es el efecto espectador?
A partir de este caso, los psicólogos John Darley y Bibb Latané decidieron investigar el hecho en el laboratorio. Se dejó a un sujeto solo en un cuarto y se le dijo que podía comunicarse con otros sujetos a través de un intercomunicador. En realidad, solo estaba escuchando una grabación de radio y su micrófono estaba apagado hasta que fuera su turno de hablar.
En algún punto de la conversación, una de las voces grabadas correspondería a un estudiante teniendo una crisis epiléptica. El objetivo era medir cuánto tiempo tomaba al participante real, reaccionar y pedir ayuda.
Los resultados fueron alarmantes. Cuando en la «conversación» solo estuvo presente el sujeto estudiado y la víctima de convulsiones, el 85% de los participantes respondió antes de que terminara la grabación.
Cuando estaban involucradas 2 personas y la víctima, el 62% respondió con celeridad; mientras que cuando el experimento involucraba a 6 individuos, solo el 31% de los individuos buscó ayuda para atender la emergencia. En algunos casos nunca se llegaba a avisar al investigador.
De esta investigación se extrajo lo que se conoce como el efecto espectador. Se trata un fenómeno psicológico por el cual es menos probable que alguien intervenga en una situación de emergencia cuando hay más personas que cuando se está solo.
En otras palabras, a mayor número de espectadores de la situación de emergencia, mayores probabilidades de que ninguno de ellos intervenga.
El efecto espectador corresponde a lo que en Teoría de Juegos se conoce como «dilema del voluntario» y constituye un problema clásico de «acción colectiva» que se refleja en expresiones populares como «quién pone el cascabel al gato» o «uno por el otro y la casa sin barrer».
¿De quién es la responsabilidad?
Decir que una persona que es parte de una muchedumbre no reacciona frente a una emergencia, es una forma de simplificar el proceso cognitivo tan complejo que vive el espectador.
Hay muchos factores involucrados en estos procesos, como la cultura, el entorno y variables personales.
De hecho, Stanley Milgram afirmó que el efecto espectador puede ser causado por la sobrecarga de información, que confunde y paraliza al individuo; mientras que para Darley y Latané este efecto está relacionado con la responsabilidad que pueda sentir la persona frente a la situación de emergencia. Mientras más gente observa el accidente, la responsabilidad individual disminuye, pues la persona cree que alguna otra persona intervendrá.
Los grados de responsabilidad también están determinados por la percepción que el espectador tiene de la víctima:
- Juicios morales: te cuestionas si la persona merece o no la ayuda.
- La competencia personal, es decir, si no se nada de primeros auxilios, es posible que no ayude en emergencias médicas.
- La relación del espectador con la víctima, es más probable que ayudes si conoces a la persona en apuros.
Pero además, el efecto espectador puede estar relacionado con la teoría del homus económicus, es decir, que cada persona evalúa el nivel de coste-beneficio antes de involucrarse en una situación de emergencia. Por ejemplo, antes de ayudar a una persona herida en la calle, pensará en si el beneficio (ayudar a alguien) será mayor a las consecuencias que traerá (verse envuelto en una investigación policial, hacerse responsable de la víctima en el hospital).
Otra explicación puede residir en la conformidad social, que según Serge Moscovici ocurre cuando un individuo modifica su comportamiento para armonizar con el del grupo. Este fenómeno se explica con facilidad en una situación cotidiana: cuando hay dos cajeros automáticos y solo uno de ellos tiene una fila de personas, es más probable que las personas se formen frente al cajero ocupado en vez de probar el otro.
Si una persona herida es ignorada por una muchedumbre, es muy probable que el resto de los individuos haga lo mismo.
¿Cómo evitar el efecto espectador?
El efecto espectador no afecta solo a las víctimas de robos o emergencias médicas en lugares públicos, también es posible vivirlo en situaciones sociales. Por ejemplo, cuando alguien es atacado verbalmente o acosado en algún grupo y, a pesar de no estar de acuerdo con el ataque, nadie hace o dice nada para defender al otro.
Dado que a mayor número de personas menor probabilidad de recibir ayuda, lo aconsejable sería acercarse a una persona concreta y solicitarle ayuda de forma expresa. De este modo evitarás la ambigüedad de la situación de emergencia, las dudas o el esperar que otra persona ayude.
Existen una serie de factores que hace más fácil que podamos ayudar:
- Si observamos a alguien que ya está ayudando: los modelos positivos son imitados rápidamente.
- Si no vamos con prisa: las prisas reducen la probabilidad de que ayudemos.
- Depende de las características de la persona en apuros (aspecto, edad, sexo…).
Al enfrentarnos al efecto espectador es necesario hacer cambios a nivel personal. Debemos ser capaces de notar lo que ocurre a nuestro alrededor e identificarlo como una situación irregular o emergencia. Del mismo modo, la empatía juega un rol crucial, entender que todos los seres humanos son dignos de ayuda y que esa persona en problemas podrías ser tú mismo.
La mejor parte es que con que solo una persona haga algo, los demás responderán de la misma forma. Lo único que hace falta es que una persona de un paso hacia delante.
Ahora ya sabes por qué no ayudamos a alguien en apuros si hay más gente alrededor… ¿Reaccionarás igual la próxima vez que te ocurra?
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